Nicolle aprendió de muy joven una lección que le dio su abuela: “Vos podés ser lo que quieras ser, pero te pido que hagas la diferencia”. Ese empujón la llevó a estudiar, a no amedrentarse, a conocer a otras activistas, y a convertirse en referenta en Rivera, su ciudad, al norte de Uruguay.
Esta historia fue escrita por Lucía Pérez, con edición de Eloísa Oliva.
Nicolle tiene 35 años, muchos diplomas en la pared, mucha formación y mucha experiencia. Sin embargo, sigue buscando trabajo: “Ojalá, le pido al universo, que este año se me dé. Me anoté a un llamado, capaz me sale. Yo sigo, vamos, vamos porque siempre hay que seguir”, expresa con énfasis en su portuñol rápido y cerrado.
Vive en Rivera, capital del departamento homónimo, ubicado al norte de Uruguay. Su día a día se desarrolla entre las tareas domésticas, el cuidado de sus animales el estudio y su activismo incesante y sostenido por los derechos de las personas LGTBQ+. Es representante de la Asociación Trans del Uruguay (ATRU) en el departamento e integrante del colectivo Riversidad.
A los 6, comenzó a sentir que era una niña. A los 14 años, entrando en la adolescencia, Nicolle comenzó a vivir su identidad. A pesar de ser una excelente y apasionada estudiante, abandonó el liceo, porque le resultaba insostenible el acoso y la discriminación que enfrentaba todos los días en el centro educativo. Esa fue también la razón por la cual Nicolle comenzó a vivir más de noche que de día, como una manera de pasar desapercibida. Como muchas mujeres trans en Uruguay, el ejercicio del trabajo sexual se configuró en un momento de su vida como única opción laboral. Así, conoció a las bichas, sus compañeras.
“Las bichas son mis hermanas de causa, de la lucha, son mi familia”, cuenta Nicolle, y explica de dónde viene el término con que las reconoce: una expresión yoruba de identidad, un código de pertenencia entre las mujeres trans que ejercen el trabajo sexual. Fueron las bichas quienes la impulsaron al activismo. “Extraño mucho a mis compañeras que murieron por el VIH o las que mataron. Por eso siempre digo, yo jamás me voy a olvidar de dónde vengo, todo lo que pasé para ser la mujer que soy ahora. Es lo que le digo siempre a las gurisas: podemos ser lindas, podemos ser bellas, pero no nos olvidemos de nuestros orígenes”.
Descubrir el activismo
“Vos podés ser lo que vos quieras ser: una trans, una travesti, una marica, pero lo único que yo te pido es que vos hagas la diferencia”, recuerda Nicolle que le decía su abuela.
De ese origen, de esos dolores nace el deseo por hacer efectivo los derechos de las mujeres trans e identidades diversas. Con el mandato a fuego de hacer la diferencia, Nicolle comenzó a buscar espacios de militancia. Así, conoció a dos activistas trans de Montevideo e inició un proceso de aprendizaje y descubrimiento que la convirtió en referente de ATRU en Rivera, y le hizo sentir cada vez más la importancia de generar redes y alianzas con otros colectivos.
Nicolle ya conocía al colectivo Riversidad desde hacía tiempo. Luis y Sebastián, -dos de sus fundadores- eran activistas y referentes en la localidad. La sinergia entre ambos espacios se dio naturalmente cuando comenzaron a trabajar en junto. “Estábamos siempre en los mismos lugares, organizando cosas juntes, trabajando en las mismas líneas, pero éramos dos cosas separadas. Nuestro colectivo en realidad no representaba toda la sigla (LGBTIQ+), no había personas trans”, cuenta Luis.
Nicolle se integró al colectivo y comenzó a imprimir en Riversidad la perspectiva del colectivo trans. Desde entonces, hace seis años, el colectivo es una organización de referencia. La incorporación de Nicolle significó la confluencia de colectivos distintos, pero que trabajaban con el mismo propósito: que el abordaje y la perspectiva de derechos crezca no solo en el departamento, sino en todo el norte del país.
Procesos personales y colectivos
“Entramadas significó para nosotres la consolidación de esta fusión. Logramos explorar otras formas de hacer activismo”, cuenta Luis. Entramadas fue una iniciativa que llevamos adelante entre 2021 y 2023, enmarcada en el área estratégica Erradicación de las violencias y las discriminaciones, para fortalecer a organizaciones que trabajan en primera línea con situaciones de violencias basada en el género1. Durante tres años, apoyamos a colectivas y grupos de los departamentos Artigas, Cerro Largo, Rivera y Tacuarembó, particularmente, en localidades con escasas redes de acompañamiento y difícil acceso a los servicios accesos estatales. Riversidad fue una de las organizaciones apoyadas.
Luis cuenta que el apoyo fue para elles como un “desfibrilador”: “Veníamos de bajones constantes entre el nuevo gobierno, los recortes presupuestarios, las amenazas a los derechos conquistados, y el tema de cómo trabajar en pandemia”. “La experiencia de estos tres años nos deja un montón de cosas para continuar. También para trabajar las violencias basadas en género con una mirada específica sobre las personas LBTIQ+. La mayoría de los proyectos y programas institucionales están enfocados mayormente a atender las violencias contra mujeres cis heterosexuales, y no atienden las particularidades de las vidas de las personas LBTIQ+, que, muchas veces, acá en el norte sufren violencias muy jodidas y hasta donde llegan a perder la vida”, agrega.
Para Nicolle, Entramadas fue una oportunidad de crecimiento colectivo que acompañó con un crecimiento personal muy importante. “Yo decía, gurisas, el Fondo de Mujeres del Sur nos está dando la posibilidad de poder seguir evolucionando. Les dije: bichas, voy a terminar el liceo, voy a hacer la facultad, voy a ser la primera mujer trans socióloga. Yo siempre les digo que no importa que el liceo sea tan difícil de habitar, termínenlo, porque la educación es el mayor empoderamiento que puede tener una mujer trans”, cuenta.
“Yo siento que, gracias a este empoderamiento, y esa oportunidad de Entramadas, la imagen de la mujer trans, la referente trans, creció mucho. Yo misma me doy cuenta cuando miro las entrevistas, de la evolución, de lo que era en 2021 y lo que soy hoy”, afirma Nicolle.
Una cadena de transformación
Florencia y Erika, dos mujeres trans integrantes del colectivo Riversidad, cuenta que encontraron en Nicolle una figura de referencia. “A Nicolle la conocí en una de mis primeras marchas en Rivera”, cuenta Erika. “Yo estaba en el inicio de mi transición. Luego nos comunicamos por redes sociales, y fue ahí cuando me orientó cómo podía hacer el cambio registral porque yo no tenía mucha información (…) y después me interesó participar en Riversidad. Fue ahí donde empecé a ir a las reuniones, a participar más en actividades, en las marchas”, agrega.
“Ella es una activista de verdad, es una gran compañera. Tengo un gran agradecimiento hacia ella y el colectivo de Riversidad, que nos acercaron la posibilidad a muchas mujeres trans a aprender cómo defendernos en el mundo que vivimos, a encontrarnos, a charlar, apoyarnos entre todas” agrega Florencia.
Nicolle reflexiona sobre los resultados del proceso que Riversidad en estos tres años de apoyo a través de Entramadas: abrir nuevas oportunidades para las personas LGBTIQ+, y convertirse en una organización de referencia para la comunidad, en general, y para las mujeres trans, en particular.
Nicolle se imagina a sí misma como un eslabón más en una cadena de transformación: lo que recibió lo vuelve a dar, intenta configurarse para otras, así como otras referentes lo hicieron en su vida. Se trata siempre y, sobre todo, como decía su abuela, de hacer la diferencia.
Estas historias que compartimos muestran lo que pueden y hacen las redes comunitarias de mujeres, lo que significa tener una opción para salir del aislamiento y poder empezar a pensar un futuro común con otras y otros.
Fortalecer estas estrategias es la manera en que elegimos construir vidas libres de violencias. Con tu donación, podés potenciar estas redes para que más organizaciones puedan sostener sus trabajos. ¡Sumate a potenciar las redes que nos mantienen Vivas, Juntas y Fuertes!
- Entramadas es una iniciativa que implementamos en alianza con FLACSO y Asociación Civil El Paso, y con apoyo de Unión Europea. El proyecto buscó fortalecer a organizaciones que trabajan en primera línea con situaciones de violencias basada en el género en los departamentos de Artigas, Cerro Largo, Tacuarembó y Rivera. ↩︎