La organización AMI transformó un espacio de explotación en un centro cultural y una escuela popular de género y diversidad

por | Nov 11, 2021 | Erradicación de las violencias y las discriminaciones, Nuestros Derechos, Nuestro Orgullo, Reportajes

“De un centro de explotación sexual a un espacio de acceso a derechos”. Así lo anunciaban con emoción las fundadoras de la Asociación Mundo Igualitario (AMI), una organización de la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina), a pocas semanas de haber inaugurado el Centro Cultural y Educativo AMI. Se trata de un espacio emblemático y transformador principalmente para la comunidad LGBTIQ+.

Por Laura Gambale (*)

Entra el aire por las ventanas, se escucha música pop de fondo que parece venir de la cocina, en la que hay un grupo de chicas limpiando. Cada una con un mate distinto, conversamos sobre la historia de la Asociación Mundo Igualitario (AMI) y la de este espacio, de cómo llegan a obtener la custodia del inmueble, ubicado en un barrio lujoso y cercano al mar, y qué planes tienen para el futuro.

QUÉ ES AMI

AMI nació el 15 de julio 2014, a partir de la idea de dos integrantes del colectivo trans: Daniela Castro, actual funcionaria de la ciudad, y Cintia Pili, reconocida militante y activista por los derechos LGBTIQ+. Al poco tiempo, se sumó la actual presidenta, Claudia Vega; la vicepresidenta, Agustina Ponce, y Patricia Vozzi, secretaria general de la organización. Son más de 40 compañeras, compañeres y compañeros, la mayoría de trayectoria militante en distintos ámbitos sociales, que se unieron para promover la defensa de los derechos de poblaciones históricamente marginalizadas, como es el caso de la comunidad travesti trans de la ciudad.

“AMI nació de la necesidad de crear espacios de lucha que contengan en sí mismos un enfoque plural y un abordaje multidisciplinario e intercultural, apostando por la defensa a la identidad, la autodeterminación, la real participación de todas las diversidades vulneradas dentro de los espacios de poder, de toma de decisiones, de proyecto, discusión y debate, pero también de ejecución y de realización”, recuerdan juntas.

LA PANDEMIA Y LA NECESIDAD DE UN PUNTO DE ENCUENTRO

En enero de este año, tras un fallo histórico, AMI recibió la custodia del ex prostíbulo VIP conocido como Madaho’s, para transformarlo en la sede de la organización y con el objetivo de promover la lucha contra la trata de personas y la discriminación por razones de género.

Claudia Vega, que además de ser la presidenta de AMI es abogada, facilitadora de biodanza y educadora biocéntrica, explica: “Con la pandemia, se recrudeció la vulneración de derechos de un colectivo que desde siempre ha tenido que luchar por defender su vida, y eso profundizó la necesidad de contar con un espacio propio en el que poder trabajar y ser punto de referencia”.

En la ciudad de Mar del Plata, AMI y otras organizaciones locales conformaron el primer comité de emergencia LGBTIQ+, para enfrentar los meses más duros de cuarentena. La acción de este comité consistía en conseguir y acercar alimento y artículos de limpieza a los sectores más expuestos a la precariedad.

“Entendimos que las compañeras en situación de prostitución no podían salir de las casas. Así que, en los momentos de mayor necesidad, empezamos a llevarles bolsones de alimentos en nuestros propios autos. Hay que tener en cuenta que la comunidad travesti trans fue de las más golpeadas, muchas no tenían qué comer”, sostiene Patricia Vozzi.

Vega agrega: “Como trabajamos hace muchos años de manera territorial, una gran parte del camino acerca de cómo trabajar para hacer frente a esto que era desconocido lo tuvimos medianamente resuelto”.

CÓMO LLEGAN A LA CUSTODIA DEL EX PROSTÍBULO VIP

En enero de 2021, cuando todavía el riesgo por la pandemia de covid-19 estaba muy presente, el colectivo de AMI recibió la custodia del exprostíbulo VIP Madaho’s. El lugar, ubicado en una de las zonas más caras de la ciudad, estuvo en funcionamiento desde abril de 2007 hasta septiembre de 2014.

En aquel momento, la Justicia resolvió la clausura en el marco de una causa en la que se reconoció, en 2020, que los dueños de Madaho´s ejercían explotación económica de la prostitución ajena. En paralelo, la Justicia Federal sostiene una segunda causa que gira en torno a las maniobras de lavado de dinero. En enero de este año, mientras ambas causas continúan su curso, el juez federal Santiago Inchausti hizo lugar al pedido y se dictó el embargo de la propiedad por parte de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), la que luego entregó la custodia del mismo a AMI.

Vega recuerda que, al enterarse de la causa judicial y de la posibilidad de que sea entregado en custodia a una entidad de bien público, se presentaron en noviembre de 2020 con un escrito que fue avalado por 22 organizaciones de la ciudad. Allí se reconocía el intenso trabajo que AMI lleva adelante en la defensa de los derechos de la comunidad LGBTIQ+. “Luego de entregar el escrito nos vinimos con Pato y Agus hasta la puerta del ex Madaho´s, apoyamos las manos en la puerta para intencionar en positivo. Somos muy cabaleras”, agrega.

Entre los puntos inéditos del fallo, se menciona que la organización que tomara la custodia del bien debía, además de restaurarlo, realizar actividades de promoción contra la trata y la explotación sexual.

Al enterarse de que su pedido había sido aceptado por la Justicia, de manera unánime coincidieron en que se trataba de “una resolución sin precedentes, que avanza en el desarrollo de la perspectiva de género y diversidad en el Poder Judicial”.

Para Cintia Pili “obtener este espacio podía significar tener un lugar propio para el funcionamiento de los talleres, actividades y trámites que realizábamos hasta ese momento en espacios cedidos, siempre cambiantes. Soñábamos con tener un espacio físico que sirviera de punto identitario, y finalmente ocurrió”.

EL INICIO DE LA TRANSFORMACIÓN

En el verano de 2021, se abrieron las puertas, que habían sido cerradas tras un pedido judicial. La escena estaba intacta, detenida en el tiempo: cigarrillos consumidos en los ceniceros, botas arriba de las mesas, sectores totalmente inundados por pérdidas de agua, copas servidas, cafés a la mitad y restos de basura por todos lados.

“Abrimos por primera vez el lugar el 4 de enero de este año, sin un peso. Solo teníamos la cuerpa y las ganas”, relata Claudia, con emoción. Hace una pausa antes de reconocer el “gran apoyo recibido por organizaciones, sindicatos, gremios, tanto locales como nacionales, al enterarse de que habíamos sido elegidas para tener la custodia”. “Para nosotras fue clave. Nos acompañaron con donaciones, con dinero y con el cuerpo, poniendo mano de obra y tiempo al servicio de la transformación de este espacio tan misógino y elitista”, completa Claudia.

Desde AMI, a principio de año, consultaron con la arquitecta Alejandra Urdampilleta para resignificar el diseño interior y lograr que resultara habitable lo antes posible. Ella no solo respondió enseguida, sino que desde entonces se sumó a trabajar en la organización.

“Junto con la arquitecta diagramamos cuáles eran las urgencias y qué cosas podían entrar en una segunda etapa”, detalla Claudia. En ese momento, consultaron al Fondo de Mujeres del Sur (FMS), organización con la que ya se habían conectado un año antes, en el marco de la emergencia alimentaria y habitacional en la que se encontraba el colectivo travesti trans de la ciudad en el momento más difícil de la cuarentena. AMI contó al FMS de qué se trataba la resignificación del lugar y por qué necesitaban recursos para llevarlo adelante.

Vega detalla que, con el dinero recibido, pudieron cambiar el sistema eléctrico; arreglar paredes, techo y piso; resolver la humedad y las pérdidas de agua, e instalar calefacción. En suma, volverlo un espacio habitable.

GRILLA DE TAREAS, TURNOS DE TRABAJO Y MUCHO CUERPO

Fueron ocho meses de trabajo, desde las primeras horas de la mañana hasta entrada la noche. “Durante el primer mes, como había mucho olor a podrido, nos turnábamos cada tres horas para no descomponernos. Nos organizamos en una grilla por grupos, resolvimos las urgencias y qué convenia hacer primero. Tuvimos que desmontar todos los espejos que tapaban las ventanas, hacer trabajo de albañilería en el baño, cambiar todo el piso, quitar las alfombras que empapelaban la mitad de las paredes, también quitar las coberturas de acero inoxidable que recubrían las columnas”, recuerda Ponce.

“Todo lo que pudimos resolver ad honorem, lo hicimos. Y lo que no, nos ayudaron distintos albañiles. Algunes, al enterarse del trabajo que hacíamos y del futuro de este lugar, decidieron no cobrarnos, y otres cedieron parte de su trabajo”, resume.

“Teníamos un principio básico: ser lo más sustentables posible. Por eso, además de reciclar los materiales que pudimos, resolvimos poner un sistema eléctrico ecológico. La carencia hizo que todo lo que íbamos a tirar lo pensáramos 70 veces. Todo lo que se pudo rescatar, se rescató. Así y todo, tuvimos que usar diez contenedores de los grandes para sacar la basura que había”, recuerda Vega.

“Este lugar era un espacio vip y homotransfóbico, donde solo entraban hombres poderosos, de dinero, y las mujeres que explotaban eran jóvenes y vulnerables. Las travestis no entraban, excepto una vez que se llamó a Daniela Castro, compañera y fundadora de AMI, cuando todavía se encontraba en situación de prostitución, para hacer un trabajo particular”, agrega Ponce.

Vozzi suma: “Este es un lugar que reabrimos nosotras como transfeministas para la comunidad en general. Tantos años de estar al margen del mundo, discriminadas, ahora queremos ser nosotras quienes lo ofrezcamos para que venga la comunidad en su conjunto”.

A principios de septiembre, lograron inaugurar oficialmente el Centro Cultural de AMI, con la felicidad de haber transformado el lugar en un espacio cultural y pedagógico abierto a la comunidad, en el que se puede aprender de diversidad, de feminismo, y también tomar talleres y consultas psicológicas y legales con profesionales del mismo colectivo de AMI.

Entre los desafíos que se presentan para el futuro, Pili señala que es fundamental sostener la perspectiva de la educación pública y gratuita. “Nosotras, como AMI, tenemos el concepto claro de que la educación tiene que partir de una política pública, por eso en este espacio comenzó una escuela de formación en perspectiva de género totalmente gratuita y popular”.

Cintia también comenta que su apuesta es llegar a ser “formadoras de formadores”, y que las compañeras que se acerquen, una vez finalizado sus estudios puedan acceder a un trabajo formal y ser acompañadas por AMI en ese proceso. “Nosotras queremos salir del asistencialismo”, enfatiza.

UNA ESCUELA PIONERA EN EL PAÍS

Muchas de las fundadoras de AMI, además de ser profesionales o estar en los últimos años de carreras de ciencias sociales y de la salud, están formadas en educación biocéntrica y en biodanza. Con estas herramientas, y acompañadas por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades de la Nación, es que lograron materializar la primera escuela popular de formación en género y diversidad: Amor en Acción, que funciona en la nueva sede de AMI. Vozzi resume la escala que ellas le dan a la transformación emprendida: “Estamos dando paso a una escuela en un territorio que fue arrasado por el patriarcado”.

“La educación biocéntrica te proporciona la posibilidad de cambiar tu forma de comunicarte con el mundo. Por eso decimos que esta escuela tiene la posibilidad de reducarnos afectivamente”, agrega Vega. Con modalidad virtual y presencial, la primera experiencia ya tiene 80 personas inscriptas.

“Hacemos un aprendizaje compartido, estamos formando compañeres en género y diversidad, y también estamos creando un vínculo de reparación afectiva en muchas identidades que han sido dañadas por el patriarcado”, agregan.

En la sede de AMI también habrá otras actividades como talleres de biodanza, de tango, pintura, con perspectiva de género y abiertos a toda la comunidad. Se puede, además, hacer consultas legales, psicológicas y conversar con asistentes sociales.

También, existe un espacio destinado a la memoria. Hay una pared cubierta de besos impresos con lápiz labial, angosta, oscura, en el lugar donde se solían cambiar las chicas antes de salir al escenario, eso quedará intacto.

“Muchas de nosotras, que transitamos el camino de la prostitución, entendemos que esos códigos tienen que ver con formas de estar en red, de protegerse dejando una marca, y también de darse fuerza unas a otras”, explica Ponce.

Por último, se suma Guadalupe Bazán, estudiante universitaria y miembro de AMI: “Para nosotras, lo más difícil no es solo ingresar o empezar a estudiar sino sostener el estudio o el trabajo. Muchas no contamos con dispositivos tecnológicos, por eso este espacio va a facilitar a muchas personas el poder sostener sus estudios, sus actividades; incluso hacer terapia, o consultas legales. Van a poder venir a usar internet, a leer, a estudiar y también a sentirse contenidas”.

(*) Laura Gambale es periodista y vive en Mar del Plata.

De las imágenes usadas en esta nota, algunas fueron cedidas por la organización AMI y otras fueron tomadas por la periodista.