¡Registrame! 60 años del sindicato de trabajadoras de casas de familia

por | Abr 29, 2024 | Justicia económica, Reportajes

SinPeCaF es el Sindicato del Personal de Casas de Familia en Córdoba (Argentina). Hace poco cumplieron 60 años, al tiempo que celebraban diez años de una ley histórica: el Régimen Especial de Trabajadoras de Casas Particulares. Conversamos con ellas sobre cómo surgió la organización, su día a día y la transformación que implica en la vida y trabajo de las mujeres conocerse, juntarse y sostener un espacio común.

Reportaje: Agustina Juárez

Imágenes: Natalia Roca

Entre fotos, cuadernos y carpetas, en cada escritorio de la oficina SinPeCaf (Sindicato del Personal de Casas de Familia) hay una planilla pegada en la mesa. Es una escala salarial, que establece las remuneraciones mínimas por hora trabajada para personas que realizan limpieza y trabajos de mantenimiento, o cuidados no terapéuticos de infancias o adultos mayores.

En Argentina, desde 2013, quienes realizan estas tareas tienen reconocidos sus derechos laborales, luego de un largo recorrido al que contribuyeron gremios de todo el país.

Ana es la actual secretaria general del sindicato. Sentada en la cocina, junto a sus compañeras, repasa la historia de cómo llegó hasta acá. Hace unos años reemplazó a su madre en un trabajo, porque ella había empezado a tener problemas de salud. En ese momento, no sabía que estaba cobrando menos de lo estipulado; la ley 26.844, de Régimen Especial de Trabajadoras de Casas Particulares, sancionada en abril de 2013, era nueva y poco conocida.

Ana se asesoró en el SinPeCaF y habló con sus empleadores para adecuar las condiciones de su trabajo. Al poco tiempo, comenzó a estar registrada laboralmente.  También, empezó a participar con asiduidad en las actividades de la organización.

En 2023, además de celebrar la primera década de la ley, en SinPeCaF festejaron 60 años de trabajo. Las visitamos para conversar con sus actuales integrantes, conocer más sobre cómo se organizan y compartir cómo, en 1963, se dio inicio a una organización que transformaría el trabajo de las mujeres en Córdoba.

No es un invento es una ley

En Argentina, como en otros países de la región, hablar de trabajo doméstico remunerado significa hablar de uno de los oficios más populares entre las mujeres. Se estima que una de cada ocho mujeres ocupadas es trabajadora doméstica; fundamentalmente, mujeres de sectores populares1.  

La ley 26.844 de Régimen Especial de Trabajadoras de Casas Particulares, fue un salto importante en ampliación de derechos laborales principalmente para este sector de mujeres. Al dejar atrás al antiguo Régimen de Servicio Doméstico, sancionado en 1956, introdujo un nuevo paradigma: la posibilidad de poder referirse a trabajo y trabajadoras, en lugar de servicios y personal de servicios2.

De esta manera, comenzaron a reconocerse derechos laborales como vacaciones, aguinaldo, licencias por maternidad, indemnización por despido, seguro por riesgos de trabajo, y contar con aportes previsionales para su futuro (entre otros derechos), equiparando el sector a los demás trabajadores y trabajadoras.

Para Sonia, secretaria adjunta del SinPecaf, el principal cambio que introdujo la ley fue el de tener un respaldo que no existía. “Al margen de lo que un empleador quiera pagar, si quiere o no dar vacaciones; hay un respaldo legal. No es algo que una inventa o lo inventa un sindicato, es una ley”, cuenta Sonia. E insiste: es un cambio que vivió en su propio recorrido como trabajadora, pero que también lo vio en el de sus compañeras.

Una de las integrantes de la organización trae a la charla la vez que tuvo que tratar el tema de las vacaciones con sus empleadores. Se iban de viaje y le dejaban la casa a cargo. Al volver, descontaban esos días de sus vacaciones. Tuvo que aclararles que esos días no contaban como parte de su licencia, que las vacaciones en sí mismas tiene un valor adicional: es tiempo libre y una puede decidir qué hacer con él.

“Y no pasó hace mucho tiempo”, agrega, pese a que trabaja desde hace de más de veinte años en la misma casa. “¿Y sabés por qué pasas eso? Por falta de información”, concluye.

Sobre esa falta de información trabaja SinPeCaf: socializando y sensibilizando, para que todas las trabajadoras puedan conocer sus derechos y ejercerlos, así como lo hicieron quienes hoy integran la organización, a partir de acercarse buscando asesoramiento. 

Un sindicato de y para las trabajadoras (con A)

“¿Estás segura que no es el dueño de la casa?”, preguntan, desde la esquina de la mesa. “No, ya hablamos con él. Trabaja ahí”, responden desde el otro lado. La conversación es poco usual y, por eso, la sorpresa. Si las mujeres representan casi la totalidad de trabajadoras del sector, los registros del SinPeCaf lo reflejan: de las 15.000 afiliadas, solo 40 son varones.

Ana cuenta algunos casos que le llamaron la atención últimamente: varones que, en lugar de estar registrados en las categorías correspondientes a sus trabajos, están registrados en categorías de menor remuneración, como la de Tareas Generales, que incluye el trabajo de limpieza y otras actividades de mantenimiento del hogar.

“Es la tarea en sí misma la que te precariza”, va a deslizar Ana, para comprender este fenómeno que, lo identificará como el factor cultural; ese factor que está vinculado a reconocer algunas tareas por sobre otras, y, donde las relativas a limpieza, cuidado y alimentación, pierden valor frente a otras que se realizan, incluso, adentro de los hogares. 

Según los datos que arroja la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2021, del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en promedio, las personas dedican 5:18 horas diarias a tareas de cuidado. Y si bien, estas tareas son repartidas, existen desigualdades en su distribución: las mujeres dedican al menos 6:30 horas a estas tareas, frente a las 3:40 de sus pares varones.Una diferencia que crecen enhogares con niños, niñas o personas a cargo. 

Cuando se trata del trabajo de cuidado remunerado, esta brecha toma otra dimensión: a la falta de reconocimiento, se une la precarización laboral. Y aunque pasaron diez años de la sanción de la ley, en el país, alrededor del 75% de las trabajadoras del sector lo hacen en condiciones de informalidad3.

Desde SinPeCaf, llevan adelante la campaña ¡Registrame!, que funciona como un doble llamado: por un lado, dirigido a empleadores y empleadoras a registrar a sus empleadas; y por otro, a la sociedad en general, a reconocer el trabajo de cuidados como un elemento vital para la reproducción y el sostenimiento de la vida.

Para las integrantes de SinPeCaf, una mirada integral de los cuidados implica reconocer que quienes cuidan de manera remunerada son también quienes cuidan hacia dentro de sus hogares. La ley es un piso desde dónde partir: “Queremos que se entienda que el trabajo que hacemos es un trabajo realizado por mujeres, principalmente, y que son ellas también las principales cuidadoras de sus familias”, agrega Ana.

«Es un reto que llevamos adelante todos los días: buscamos que las cosas se hagan más sencillas»

“Muchas veces pasa que los empleadores piensan que pagan todo, las trabajadoras también, y resulta que, al tiempo, se enteran que tienen deuda. Esto sale a la luz una vez que llegan a jubilarse” cuenta Lourdes, abogada e hija de una afiliada a SinPeCaf.

Lourdes, la Doctora, como la conocen en la organización, atiende de manera voluntaria los martes y jueves en la oficina. Es la encargada de explicar a las trabajadoras cómo funciona el sistema previsional, revisar su historia laboral y orientarlas para llevar al día sus aportes, procedimientos que se realizan a través de trámites digitales.

A la escucha atenta del otro lado del escritorio para acompañar a las trabajadoras a volver a abrir el correo electrónico, a aprender a mandar un correo, a sacar órdenes de la obra social, desde el 2023, en SinPeCaf sumaron las clases de computación.

En la oficina funciona también una escuela para personas adultas, y otros talleres de formación, como el de confección de prendas, que lleva adelante Sonia, o el de cocina, que lidera Rosa, otra de las integrantes de la organización. “Queremos sumar comida saludable, comida específica para personas diabéticas y celíacas”, cuenta.

Los talleres buscan profesionalizar la práctica y jerarquizar los conocimientos que tienen las trabajadoras. Un reto que llevan adelante todos los días. En esa búsqueda, Ana arrimará otro punto que se torna fundamental para el ejercicio de derechos: el de la autoestima.

“Siempre digo que nosotras tenemos que hacer talleres que fortalezcan nuestra autoestima. Hablar, conversar, porqué nos cuenta tanto entender que nuestros derechos nos corresponden, y eso es un poco lo que hacemos en el sindicato: preocuparnos por fortalecer eso en cada trabajadora”.

Saber de dónde venimos para saber a dónde vamos

Por los 60 años, el SinPeCaf preparó dos festejos. El primero, en barrio Colinas de Velez Sarsfield, zona sur de la ciudad, en la plaza que lleva el nombre de una de sus fundadoras, Sara Astiazarán. El segundo, en la oficina. Homenajearon a las fundadoras e integrantes del sindicato desde sus inicios: Hilda Burgos, Norma Figueroa, Blanca Gorosito, Flora Quintero. También hubo tiempo para encontrarse, bailar, celebrar: no todos los días se cumplen 60 años.

En la plaza colgaron banderines y carteles. Llevaron macetas con flores listas para ser trasplantadas y armar un cantero. “Vinimos a ponerle color a plaza” resumen, entre mates. Es una forma de acercar a Sara, contar su historia y compartir cómo surgió el sindicato.

El SinPeCaf fue fundado en 1963 por un grupo de trabajadoras entre las que se encontraba Sarita, como la conocían, que había comenzado a trabajar en una casa de familia en el mismo barrio que está ubicada la plaza que lleva su nombre. Para ese entonces, Sara había dejado de participar en la congregación en la que llevaba adelante su vida como religiosa. Instalada en barrio Bella Vista, conoció a otras empleadas domésticas como ella.

Sarita quería conocer cómo eran las condiciones de trabajo que había en cada casa, y comenzó a conversar con las trabajadoras entre que esperaban el colectivo para ir y volver a sus trabajos. Así, fue reconociendo las condiciones de explotación y pensando en una organización gremial que pudiera representarlas. 

Al poco tiempo, Sara fue despedida. Las integrantes del SinPeCaf cuentan que el motivo estuvo vinculado a que Sara comió una porción de pastel de un evento que había organizado su empleadora. Al enterarse, decidió despedirla, sin saber que, para Sara y otras trabajadoras, este acontecimiento sería el puntapié para comenzar a promover su dignidad y sus derechos. 

En 1969, con la participación de Sara, el SinPeCaf tuvo una intervención especial en el Cordobazo, uno de los eventos políticos más trascendentales de la historia argentina. La huelga general cristalizó el rechazo hacia las políticas económicas y sociales de la dictadura de Juan Carlos Onganía (1966 – 1970) en una masiva marcha convocada para el 29 y 30 de mayo.

Sara no solo participó del congreso de la Central General de Trabajadoras (CGT) en conjunto con otros representantes de sindicatos y gremios, si no que con su voto desempató la votación que declaró el paro activo y la movilización por las calles cordobesas.  

Hace pocos años, un grupo de historiadoras e investigadoras locales, visibilizaron la participación de Sara y de otras mujeres gremialistas, borradas de ese acontecimiento histórico4.

Al finalizar la charla, nos preguntamos: ¿es posible resumir 60 años de trabajo? Ana lo intenta: “Todas vinimos a buscar algún derecho que no teníamos reconocido. Y nos vamos enamorando de este lugar, por eso hacemos lo que hacemos”.


1 “Ecofeminita. (2022). Ecofeminita/EcoFemiData: informes ecofemidata. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.4540185

2 https://radiografica.org.ar/2023/04/08/a-una-decada-del-nuevo-regimen-de-contrato-de-trabajo-para-el-personal-de-casas-particulares/

3 Dirección de Mapeo Federal del Cuidado en base a EPH II Trimestre de 2022, INDEC.

4 https://historiaobrera.com.ar/cpt_mitin/de-cordobesas-en-epocas-de-cordobazos/