Activistas de más de 15 organizaciones feministas de América Latina, África y Asia, socias del consorcio de Liderando desde el Sur (LDS) y aliadxs de la iniciativa se reunieron en la ciudad de Colombo (Sri Lanka) en un encuentro transregional sobre Resiliencia, Resistencia y Cuidado.
Fue un evento que se soñó y planificó durante mucho tiempo, y que se tornó una realidad gracias al trabajo conjunto y coordinado de los cuatro fondos de mujeres socios de LDS. Se logró superar los desafíos propios de un evento de estas magnitudes, y reunir en una misma sala a más 60 personas, de más de 15 países, hablando diferentes idiomas y con diversas trayectorias, pero convocadas por la misma idea de potenciar las luchas y demandas para lograr sociedades más justas, libres y amorosas.
Activistas de Tailandia, Burkina Faso, Paraguay, Malawi, Indonesia, Colombia, Filipinas, Jordania, Togo, Argentina, Filipinas, Kenya y Sri Lanka se encontraron en el mismo tiempo y espacio para reflexionar en torno al concepto de los cuidados: ¿qué significa este término para las organizaciones?, ¿cómo afecta el cuidado o su falta a las relaciones que mantenemos en nuestras vidas personales y nuestros activismos?, ¿qué dimensión política tiene el cuidado en la lucha antipatriarcal?
El punto de encuentro elegido para estas conversaciones fue la ciudad de Colombo, capital administrativa de la república de Sri Lanka, un país en el que conviven diferentes culturas, razas, religiones, no exento de experiencias de crisis económicas y sociales, de historias de resiliencia y resistencia.
Durante el primer día de la reunión se trabajó en torno al concepto de la “resiliencia». Se debatieron aspectos positivos y negativos en función de las diversas experiencias subjetivas y de los contextos particulares, buscando compartir reflexiones a nivel continental e interregional.
“La resiliencia se trata de intentarlo de nuevo, es tener la capacidad de continuar a pesar de las adversidades”; “la resiliencia habla de la fortaleza, pero es como una espada de doble filo: también puede tambalear, quebrarse y conllevar el duelo”, fueron algunas de las ideas que las activistas pusieron a circular.
Otros cuestionamientos interesantes que dieron pie a propuestas conceptuales fueron los planteamientos de una de las asistentes latinoamericanas, Andrea Moreno Hurtado, de la Casa Cultural El Chontaduro de Cali (Colombia). “En mi caso yo hablo de re-existencia, porque la resiliencia me conecta con la idea de adaptarme en medio de una situación hostil. Cambiamos el contexto y el contexto nos cambia a nosotras”. “Las feministas no retroceden. Es muy importante para nosotras resistir en las calles. La ternura radical es fundamental”, aportó Daniela Flores, representante del Fondo Centroamericano de Mujeres.
Quedaron muchas preguntas abiertas luego de estos intercambios, y se hilaron varios puntos en común entre todas las organizaciones. Por un lado, se pudo reconocer que, sin importar la región, se comparten las mismas opresiones: injusticias raciales, neoliberalismo, extractivismos, fundamentalismos, auge de gobiernos de ultraderecha, reducción de espacios civiles. Y, por otra parte, el entendimiento de que la resistencia, la resiliencia y el cuidado no son conceptos estáticos sino políticos.
En el segundo día de trabajo se planteó la posibilidad de profundizar acerca de la institucionalización del cuidado: ¿cómo se puede incorporar al imaginario social, a las políticas públicas y al ecosistema del financiamiento si incluso nosotras mismas no lo logramos incluir del todo en nuestras vidas y activismos? Se generó una constelación de voces, historias y experiencias en torno a prácticas y sentipensares del cuidado colectivo.
“Desearía que pudiéramos construir una estrategia y acciones concretas a nivel nacional y regional. ¿Cómo podemos trabajar juntas para combatir todos estos desafíos? Somos fuertes a nivel local, pero no tanto a nivel regional e internacional. ¿Por qué no podemos obtener apoyo para esto? Este es mi deseo”, anotó una de las activistas.
“Es importante pensarnos en una red transnacional de cuidado. Es un desafío por los idiomas, pero es importante pensar en una red que permita el cuidado colectivo. Una red de alertas que habilite hacer ruido sobre las diferentes realidades en los territorios”, propuso María Inés Ré de la Red de Salud de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe.
Con estas ideas en mente, se intentó, de modo colectivo, aterrizar estrategias de cuidado en función a los ejes de justicia económica, recursos naturales y derecho a la tierra, autonomía corporal y libertad.
Ya durante la última jornada, intentamos pensar qué significa el cuidado a nivel institucional y qué estrategias de financiamientos flexibles se pueden identificar. Hablar del cuidado de manera institucional también se planteó como una premisa para pensar hacia dentro de las organizaciones feministas. Algunas activistas socializaron medidas que toman en su rutina y en sus propios espacios organizacionales, aunque se reconoció que es un tema sobre el que falta mucha concientización y, por ende, la dimensión efectiva de su importancia y transversalidad.
“Pensamos el cuidado como un agregado en vez de una necesidad”; “el cuidado se ve como algo soft, no se reconoce como un problema”; “nunca tengo tiempo de hablar de mí misma, me doy cuenta de que la baja energía afecta mi trabajo, y no solo a mí, veo a mujeres activistas en el terreno también luchando con esto”, fueron algunas de las reflexiones que circularon.
La relevancia de los medios de comunicación en la instalación de sentidos y narrativas también surgió en la reunión. Una de las participantes apuntó que la manera en la que los medios muestran cómo son o podrían ser las mujeres ha sido un gran escollo. Y se preguntó cómo podríamos usar nuevas herramientas (como las redes), “de manera trasnacional para mostrarnos nosotras mismas, nuestras luchas desde un punto de vista alternativo, que muestre el poder que tenemos logrando cambios para poder inspirar a otros y otras en diferentes regiones, con una comunicación que sea popular”.
Fueron jornadas de compartir ideas, preguntas, y de ímpetu renovado de trabajar juntas para potenciar los movimientos feministas en el sur global. Fue esta también una instancia de gran valor y trascendencia para el consorcio Liderando desde el Sur, al ser el primer encuentro de organizaciones copartes de las tres regiones en las que se implementa la iniciativa. Se propició así el fortalecimiento a través del encuentro, el reconocimiento a través del diálogo y en enlace transregional. En tiempos desafiantes, volver al calor de la grupalidad y el disfrute es una parte fundamental de nuestras resistencias.
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